“Hola, soy el Señor Lobo, soluciono problemas” era la frase de presentación de un elegante personaje, interpretado por Harvey Keitel, en la exitosa película “Pulp Fiction” de Quentin Tarantino. Señor Lobo era un tipo eficiente que eliminaba pruebas y dejaba impolutos escenarios de crímenes (por ejemplo, sangre y trozos de cerebro esparcidos por la tapicería de un coche) cuando a los protagonistas de la historia se les calentaba de más el gatillo.
La reciente propuesta del lehendakari Urkullu de avanzar en el carácter plurinacional de España “reinterpretando la Constitución” sin necesidad de tocar su texto literal, acogida con entusiasmo por el ministro Bolaños y la opinión pública oficialista, responde a la original manera descubierta por el progrenacionalismo para cambiar nuestro marco normativo sin acogerse a los procedimientos y mayorías establecidos para las reformas legislativas o constitucionales.
La cuestión es que el artículo 2 de nuestra Constitución habla de la “indisoluble unidad de la nación española, patria común e indivisible de todos los españoles”, precepto de redacción clarísima que resulta difícil de ”reinterpretar”. Aunque con esas siniestras intenciones colocó Pedro Sánchez a su Señor Lobo particular en la presidencia del Tribunal Constitucional (TC), dada la imposibilidad de contar con el PP para poder reformar eventualmente la Constitución por el procedimiento regulado. Cierto es que el ególatra que nos gobierna no suele dar puntada sin hilo, y por ahí venían sus urgencias en renovar, con acuerdo o sin él, toda la cúpula del poder judicial.
El Magistrado Cándido Conde-Pumpido es, como el eficacísimo Señor Lobo, un especialista en “trabajos especiales”. “Solucionaré tus problemas” debe haberle prometido, a cambio de la golosa presidencia del TC -ansiado colofón a su polémica carrera judicial-, a nuestro ambicioso presidente del Gobierno. Ya lo demostró en noviembre del 2019 en la Sentencia sobre la competencia legislativa de Cataluña en materia de Derecho civil (contó con 6 votos particulares, de los 12 miembros del TC), y lo va a volver a demostrar todas las veces que Sánchez precise de su pluma servicial.
Si hay que sentenciar que varias naciones diferentes caben en el artículo 2, esa norma se “reinterpreta” y punto. Que para eso son gente de progreso y no de siniestra involución. Lo mismo sucederá con la amnistía a los golpistas catalanes, aunque nuestra Constitución diga claramente, en su artículo 62.i), que “no se podrán autorizar indultos generales”. Pronto este clarísimo precepto será también objeto de conveniente “reinterpretación”. Ya proliferan opiniones afines calentando la cama para la coyunda.
El Catedrático de Derecho constitucional y ex Magistrado del TC Manuel Aragón, prestigiosísimo jurista de trayectoria progresista, ha escrito que esas “reinterpretaciones” imaginativas de nuestra Carta Magna “degradan a nuestro país y a nuestras instituciones”, y que “sería ilegítimo que para conseguir gobernar se prometa adoptar decisiones contrarias a la Constitución y vejatorias para el conjunto de los ciudadanos, que sólo premian a quienes la han quebrantado”.
Aun así, Lobo Pumpido, viejo paladín del uso alternativo del Derecho, sentenciará -bajo las loas del progresismo- que todo lo que Sánchez necesite para ser investido encaja como un guante en nuestra Constitución.
P.D.: Si PP o Vox hubieran recurrido ante el TC para reexaminar los votos nulos de Madrid, petición ya rechazada por la Junta Electoral y el Tribunal Supremo, aparte de no haberse admitido el recurso, las acusaciones de “trumpismo” hubieran igualado el ruido mediático de las hazañas del descuartizador o del “pico” de Rubiales.
PUBLICADO ORIGINARIAMENTE EN MALLORCADIARIO.COM EL 11 DE SEPTIEMBRE DE 2023.
Por Álvaro Delgado Truyols
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