El blog de Álvaro Delgado Truyols

Revanchas

El veterano escritor Raúl del Pozo pronunció, en una reciente entrevista publicada por el diario El Mundo -mano a mano con el torero El Juli– la siguiente frase lapidaria: “El odio español es asombroso. Ya no hay guerras civiles en este país, pero no es por falta de ganas”. Y lo cierto es que lo clavó. Después del apacible paréntesis que supuso la Transición a la democracia tras la muerte de Franco, la llegada al Gobierno en el año 2004 de Rodríguez Zapatero desenterró los viejos rencores que el resabiado pueblo español había guardado -durante casi tres décadas- prudentemente en el desván.

La evolución del mundo en estos últimos veinte años tampoco ha ayudado a calmar nuestros ánimos iracundos. La creciente polarización social, acompañada por el auge de la doctrina woke y de gran número de políticas identitarias, está haciendo de la confrontación entre las personas la base sobre la que construir cualquier mensaje político o social en este convulso siglo XXI. Varios ejemplos domésticos nos ayudarán a entender esta triste situación.

Uno de los casos más notorios es el del movimiento feminista radical, representado en España por las activistas de Podemos atrincheradas en un organismo emisor de mensajes frentistas -que pagamos entre todos- engañosamente llamado “Ministerio de Igualdad”. El feminismo representado por Irene Montero y sus fanáticas secuaces tiene poco de igualitario, pero mucho de revanchista. No sé qué tipo de hombres habrán conocido en su corta trayectoria vital estas desdichadas jóvenes (la Ministra sí lo sé), pero su entera actuación política destila un enorme desprecio hacia el sexo masculino. Tanto las consignas que emiten como las desafortunadas Leyes que elaboran parten de una visión maniquea de las relaciones personales, en la que el varón es violento, mentiroso y sexualmente agresivo y la mujer veraz, bondadosa y sufrida. Uno es verdugo natural y la otra siempre víctima. Los hombres son enemigos potenciales, jamás compañeros de vida. Por eso legislan pretendiendo que la simple palabra de cualquier mujer baste para enviar a la cárcel a cualquier hombre. Estereotipando negativamente la esencia de las mujeres, invirtiendo la carga de la prueba y destrozando todo principio garantista.

Las relaciones políticas entre la izquierda y la derecha españolas -o entre el actual Gobierno y la oposición- atraviesan parecidas turbulencias frentistas. Son continuas las alusiones de la izquierda al régimen de Franco, a la Guerra Civil o la ultraderecha, aunque en España hoy no exista ningún partido franquista, ni nadie reivindique políticamente la figura del dictador, como otros sí lo hacen tranquilamente con Lenin o Stalin. Pero la izquierda, aparte de gobernar con la ultraizquierda, el separatismo golpista y los herederos de ETA, jamás reconoce sus errores y crímenes durante la Segunda República: la quema de iglesias y conventos en 1931, la sublevación contra el Gobierno producida en Asturias en 1934, el pucherazo en las elecciones del Frente Popular de 1936 -reconocido por el propio Presidente Niceto Alcalá Zamora-, el asesinato por miembros del PSOE del jefe de la oposición monárquica José Calvo Sotelo el 13 de julio de 1936, o los 5000 civiles y niños fusilados en Paracuellos del Jarama en 1936, junto al aeropuerto de Barajas, donde una enorme cruz blanca aún recuerda el genocidio.

Como ejemplo de este frentismo retrospectivo, aquí tienen un reciente botón. Rodrigo Sorogoyen, director de cine galardonado con nueve premios Goya por su película “As Bestas”, acaba de reconocer sus ganas de “hacer películas sobre la Guerra Civil, cuantas veces haga falta para entenderla y para que una parte de este país pida perdón, y la otra vea si puede y quiere aceptarlo”. Y yo me pregunto: ¿A qué partes de España se refiere? ¿85 años después? ¿Qué hacemos los que teníamos a la familia paterna en la zona republicana y a la materna en la nacional? ¿Nos pedimos perdón a nosotros mismos?

En el fondo, estas actitudes frentistas representan ansias de revancha. Bastantes feministas actuales pretenden someter a los hombres a su sola voluntad para compensar siglos de opresión. Y buena parte de nuestra izquierda nacional ansía obsesivamente ganar esa Guerra Civil que hace ocho décadas sus antepasados perdieron en el campo de batalla. Pocos aspiran hoy a obtener la igualdad, la convivencia, la justicia o la verdadera democracia. Gran número de tipos y tipas actuales sólo quieren vengarse, muchos de forma retrospectiva y de sucesos que nunca vivieron.

Un moderno Estado de Derecho jamás debería financiar revanchas como la llamada “Memoria Democrática”. Buscar restos sí, pero no tergiversando los hechos. Imaginen al movimiento Black Lives Matter pidiendo al Gobierno USA cuatrocientos años de esclavitud de la raza blanca para compensar siglos de sometimiento o las barbaridades cometidas por los supremacistas del Ku Klux Klan. ¿Les parecería a ustedes admisible? No seamos pueriles y aprendamos las lecciones de la historia. Conociendo los errores de todos.

PUBLICADO ORIGINARIAMENTE EN MALLORCADIARIO.COM EL 20 DE FEBRERO DE 2023.

Por Álvaro Delgado Truyols

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2 comentarios

  1. Tomeu buades geis

    Durante la guerra civil , hubo 4 bandos , un 20% de ultraderecha, un 20 % de ultra izquierda, un 2% de beneficiados por la guerra sin más ideología que su lucro personal, el resto fueron un montón de desgraciados que lucharon en el bando que les tocó por la geografía.

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