La argumentación maniquea con la que algunos políticos españoles pretenden que tomemos partido en la guerra entre Israel y Palestina nos retrotrae a la época del instituto o a las ruidosas asambleas de facultad. La podemita Ione Belarra, Ministra del Gobierno de España, se ha colocado una kufiya palestina sobre su destartalada cabeza juvenil -tal como hacía en su época de la “uni”– y ha largado por esa boca algunas simplezas pavorosas sobre un conflicto complejo que lleva siglos azotando el territorio donde nacieron las más antiguas civilizaciones de la humanidad.
El ex Presidente Mariano Rajoy, político por el que no siento gran aprecio personal pero cuya capacidad intelectual y moral reconozco notablemente superior a la de los mastuerzos que hoy nos gobiernan, publicó en 2021 un interesante libro memorístico llamado “Política para adultos”. Y en él escribió lo siguiente: “La política para adultos como yo la entiendo es una política capaz de ver más allá del próximo cuarto de hora, una política que sabe expresarse en algo más de un tuit, que se basa en la racionalidad y no en las puras emociones, que está dispuesta a mirar a la realidad cara a cara y que, sobre todo, puede servir para que los adversarios se entiendan cuando el interés del país así lo exige”.
Contrariando de forma penosa esta impecable reflexión del político popular, nuestra niñata Ione Belarra ha demostrado ser una persona profundamente ignorante, gravemente contradictoria y esencialmente inmoral.
Ignorante porque habla de ocupación israelí del Estado palestino desconociendo absolutamente la historia de la zona afectada. El territorio que hoy ocupa Israel nunca albergó un Estado palestino. Antes de la moderna creación del Estado de Israel (1948) estaba sometido a un Mandato británico por la Liga de Naciones (1922); antes era parte del Imperio Otomano; antes perteneció a Egipto; antes fue conquistado por el cruzado Godofredo de Bouillón (1099); antes pertenecía al Imperio del sultán kurdo Ayubid; antes fue conquistado por el Imperio Romano, antes pertenecía a los Reyes hebreos de Jerusalén; antes al Califato egipcio Fatimi, y antes al Imperio Babilónico. Jamás existió allí un Estado palestino independiente.
Contradictoria porque quienes -como ella- se proclaman en España defensores de derechos sociales, feministas y del colectivo LGTBI apoyan al grupo terrorista Hamás que somete gravemente a las mujeres, rechaza la homosexualidad y fomenta entre los jóvenes un fanatismo integrista que aspira a eliminar a sus adversarios.
E inmoral porque acusar de “genocidio” al pueblo judío obliga a recordar el Holocausto, la mayor tragedia de la historia moderna de la humanidad. Si nuestra indocumentada política navarra se diera una vuelta por Auschwitz, Birkenau, Treblinka o Mauthausen y contemplara con detenimiento las antiguas cámaras de gas le entrarían unas ganas enormes de cerrar esa bocaza impulsiva de delegada de clase en el instituto.
Lo que sucede es que Israel constituye una democracia liberal (la única de la zona), defensora del capitalismo y asociada a los Estados Unidos, circunstancias que nuestros antiguos comunistas resentidos jamás han podido soportar.
P.D. Tampoco olvidemos que Irán, patrocinador de Hamás, financió con cerca de 100.000 euros -a través de su productora Hispan TV- entre 2012 y 2015 el programa televisivo La Tuerka presentado por Pablo Iglesias, que le promocionó para iniciar su carrera política. Casualmente, el jefe y mentor de Belarra…
PUBLICADO ORIGINARIAMENTE EN MALLORCADIARIO.COM EL 23 DE OCTUBRE DE 2023.
Por Álvaro Delgado Truyols
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