Desconozco las interioridades del problema que ha afectado a los diputados de Vox en el Parlament balear salvo por las noticias publicadas en los medios, que trataban de arrimar las ascuas de unos hechos bochornosos a su respectiva sardina ideológica.
Pero, dado el revuelo que supuso la rebelión de cinco diputados autonómicos frente a sus propios dirigentes, con expulsión frustrada del grupo parlamentario de la presidenta del partido y el del propio Parlament, es interesante reflexionar sobre lo que significa tener un acta de diputado y sobre el papel que estaba llamado a desempeñar Vox en la actual legislatura autonómica.
Conviene plantear, en primer lugar, qué significa ser diputado autonómico y qué derechos y responsabilidades impone dicho cargo. El artículo 44 del Estatuto de Autonomía de les Illes Balears establece que los diputados autonómicos no estarán vinculados por ningún mandato imperativo y gozarán de inviolabilidad por las opiniones manifestadas y por los votos emitidos en el ejercicio de su cargo. Ello significa que tienen una especial protección frente a cualquier amenaza o presión que sufran del exterior, y que sus intervenciones parlamentarias y el sentido de su voto pueden ejercerlos en libertad.
Pero esa protección exterior no les exime de responsabilidad en el ámbito interno. Todos los diputados representan a un partido político y a los ciudadanos que en él confiaron otorgándole su voto. Y ello condiciona su actuación pública porque, en el mundo del Derecho, nunca deben interpretarse los beneficios desligados de sus correlativas obligaciones. En consecuencia, como los diputados rebeldes fueron elegidos por los ciudadanos introduciendo en las urnas la papeleta de Vox, eso acarrea obligaciones como la fidelidad a su partido, el compromiso de ejecutar en lo posible su programa electoral y la obligación de entender por qué los ciudadanos confiaron en ellos al votarles bajo las siglas de Vox.
Ahora viene la pregunta clave: ¿por qué muchos baleares, que ni siquiera las conocían, votaron a esas personas -representantes de Vox- en las pasadas elecciones autonómicas? Es evidente que no fue para garantizarles un sueldo o un medio de vida, ni para satisfacer sus ansias de poder, ni para que acaben organizando otro chiringuito en el que disfrutar lo que queda de legislatura desligados de todo control, de Palma o de Madrid. Lo hicieron por dos razones evidentes para cualquier observador imparcial. La primera, para consumar un importante cambio político tras dos legislaturas seguidas del Pacte de Progrés. Y la segunda, para obligar al PP a implementar políticas que buena parte del electorado de centro-derecha considera necesarias y los populares nunca suelen atreverse a afrontar.
Por ello, antes de frustrar las legítimas esperanzas de quienes les votaron y generosamente les pagan, deberían recoger sus bártulos y marcharse a casa. Si quieren ser independientes, pueden presentarse con otras siglas dentro de tres años. Nada habría que reprocharles si salieran elegidos.
Ahora anuncian los medios que los rebeldes han firmado la paz con la dirección del partido. Ya veremos cuánto dura.
PUBLICADO EN MALLORCADIARIO.COM EL 12 DE FEBRERO DE 2024.
Por Álvaro Delgado Truyols
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