Marino Barbero fue un Catedrático de Derecho penal que ejerció como Magistrado en el Tribunal Supremo en la década de 1990, elegido por el cuarto turno. En junio de 1991 le correspondió la instrucción de un sumario sobre la corrupción del PSOE que, en tiempos de Felipe González, había montado un entramado de empresas (Filesa, Malesa, Time Export) para financiarse irregularmente a través de bancos y grandes corporaciones que, condicionadas por el enorme poder socialista, les contrataban informes y servicios ficticios que pagaban a precio de oro. Así llegaron al partido más de 1.000 millones de pesetas que destinaron a financiar sus exitosas campañas electorales.

Mientras duró la instrucción del llamado “caso Filesa” Barbero ordenó varios registros, entre ellos el de la sede del PSOE y el del Banco de España, buscando la documentación que nadie le quería facilitar. En su compleja labor tuvo que afrontar la constante oposición del Gobierno y la mayoría de los dirigentes socialistas, quienes iniciaron contra el Magistrado una terrible campaña política y mediática de difamación y ataques personales.

Personas hoy tenidas por socialistas moderados como Joaquín Leguina (entonces Presidente de la Comunidad de Madrid), Tomás de la Quadra Salcedo (entonces Ministro de Justicia), Juan Carlos Rodríguez Ibarra (entonces Presidente de la Junta de Extremadura), o el ya fallecido Txiqui Benegas (entonces Secretario de Organización del PSOE) insultaron gravemente al Magistrado Barbero, quien tuvo que pedir amparo al Consejo General del Poder Judicial, que vergonzosamente se lo denegó por 18 votos contra 11. El CGPJ estaba presidido por el Magistrado, también afín al PSOE, Pascual Sala.

Finalizada parcialmente la instrucción del “caso Filesa” en el año 1995, mediante un escrito en el que -entre otras medidas- pedía el suplicatorio para juzgar al ex vicepresidente Alfonso Guerra por delito electoral, Marino Barbero renunció a la carrera judicial. Había sufrido un verdadero calvario soportando difamaciones diarias, políticas y mediáticas, que ponían en entredicho su honor y su independencia. Abandonada la judicatura, se incorporó al claustro de la Universidad de Castilla La Mancha donde prosiguió sus clases de Derecho penal, falleciendo en el año 2001 a los 72 años de edad.

Terminada la instrucción por otro Magistrado, se celebró finalmente en 1997, en el Tribunal Supremo, el juicio del “caso Filesa”. En la vista oral declaró como testigo el presidente del Gobierno Felipe González, quien quedó inmortalizado en una foto obtenida mediante una cámara camuflada por Fernando Quintela, reportero gráfico del diario El Mundo. El Tribunal Supremo, validando la ardua instrucción de Barbero, condenó a penas de prisión a varios dirigentes socialistas encargados de las finanzas del partido: Carlos Navarro, Josep María Sala y Aída Álvarez.

Sustituyan hoy el nombre de Marino Barbero por el de Juan Carlos Peinado, Juez instructor del “caso Begoña” al que la Fiscalía al servicio de Sánchez ha pedido imputar por prevaricación, y hagan una pirueta temporal de treinta años. Verán como la historia se repite al milímetro. Sale muy caro en España investigar al PSOE.

PUBLICADO EN MALLORCADIARIO.COM EL 16 DE SEPTIEMBRE DE 2024.

Por Álvaro Delgado Truyols