Una de las obras de propaganda legislativa más aberrantes de la historia de España, la Ley Orgánica 10/2022 de 6 de septiembre, de Garantía Integral de la Libertad Sexual -conocida como Ley del “sólo sí es sí”– va a ser reformada por el Gobierno de Pedro Sánchez tras un fracaso que se concreta en más de 350 agresores sexuales liberados o rebajados en sus condenas a los pocos meses de su entrada en vigor. Y eso que no ha sucedido el drama más temido, la reincidencia como depredador sexual de algún excarcelado, cosa que difícilmente podrán evitar, aunque suspiran que suceda tras las elecciones.
La anunciada reforma de la Ley no parará las rebajas y liberaciones de presos, ya que nuestra Constitución (artículo 9.3), nuestro Código Penal (artículo 2.2) y la carta de Derechos Fundamentales de la Unión Europea (artículo 49.1) establecen la retroactividad de la norma penal más favorable. Lo que significa que, si el legislador establece una pena más leve para algún delito, los ya condenados por él siempre se beneficiarán de ella. Por ello, el bodrio elaborado por el Ministerio de Igualdad ya no tiene remedio, y su reforma sólo servirá para sancionar más duramente los delitos cometidos en el futuro. El objetivo será frenar la sangría electoral que la hazaña de las chicas de Irene Montero -que de hacer leyes saben lo mismo que yo de literatura coreana- puede ocasionar al Gobierno.
Siendo todo ello extremadamente grave (hubiera supuesto dimisiones en cualquier país normal), lo peor es comprobar cómo las irresponsables de Podemos -con la colaboración activa del PSOE- han jugado con las víctimas de agresiones sexuales para construir una gran operación de propaganda política. Que pretendía revestirse del halo de pioneros legislativos abanderados de la causa feminista.
El “relato” del Ministerio de Igualdad descansa sobre una enorme trola, que repiten sin cesar las terminales mediáticas del Gobierno: que desde la Ley del “sólo sí es sí” no es necesario demostrar resistencia de la víctima en una agresión sexual, poniendo en el centro de todo el “consentimiento”. Pero eso es más falso que una moneda de tres euros. Ni la Ley ha supuesto ningún cambio histórico, ni ahora se centra todo en el consentimiento y no en probar la violencia o intimidación. Todo es una mentira propagandística que las dirigentes de Podemos airean como cacatúas para escapar del atolladero en el que se metieron por su incompetencia.
El divulgador jurídico Tsevan Rabtan ha explicado que, como tenían que colocarnos su infame propaganda, unificaron los tipos penales (abuso y agresión sexual), crearon horquillas de penas más amplias, e introdujeron inseguridad jurídica ampliando la discrecionalidad judicial y mezclando conductas en una sola categoría, porque “todo tenía que ser violación”. Con la finalidad de “vender” un supuesto “avance histórico” cuando, desde una reforma legal de 1989 el bien jurídico protegido ya era la “libertad sexual”, y el eje de todos estos delitos lleva dos siglos situado en el consentimiento. En resumen, que el consentimiento constituye el “corazón” intocable de la Ley, y que será puesto en peligro si se acaba reformando es una falsedad descomunal.
Al rescate de la madre de sus hijos salió Pablo Iglesias, otro ejemplo notable de bocachanclas jurídico, tratando de atribuir al “machismo de los jueces y de la derecha mediática” el despropósito legislativo perpetrado por su chica. A un tipo que hace días explicaba en sus clases de Ciencias Políticas las “ventajas” de la dictadura comunista china, donde “por no haber elecciones se pueden hacer planificaciones a 30, 40 o 50 años sin tener que rendir cuentas ante los ciudadanos en las urnas”, no se le ocurrió otra cosa que decir en la SER que “la Ley del sólo sí es sí está bien hecha, pero los jueces españoles, condicionados por su machismo y la ultraderecha, no aplican bien las agravantes previstas en la Ley, como la de parentesco o autoridad”.
Como siempre que pontifica con ese insufrible tono engolado, Iglesias hablaba para fanáticos o indocumentados. Las actuales correcciones de condenas no constituyen juicios nuevos, sino simples revisiones de las penas para acomodarlas a lo dispuesto en la Ley vigente. Ni hay nuevo examen de los hechos o la prueba, ni se permite apreciar agravantes o atenuantes no valorados en la sentencia condenatoria. Sólo se aplican penas actuales a hechos y circunstancias que entonces se declararon probados. Aunque acabó amenazando a Sánchez diciendo que “si pacta reformar la Ley con el PP lo pagará caro”, sólo hizo otra demostración de que todo lo que sale de su boca no es más que rimbombante propaganda para lerdos.
P.D.: Si esta Ley del “sólo sí es sí” la aprueba un Gobierno del PP, la toma de la Bastilla sería una broma histórica comparada con lo que sucedería en Moncloa.
PUBLICADO ORIGINARIAMENTE EN MALLORCADIARIO.COM EL 06 DE FEBRERO DE 2023.
Por Álvaro Delgado Truyols
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