Tras la última golfada de José Félix Tezanos, el periodista radiofónico Carlos Herrera redenominó al Centro de Investigaciones Sociológicas con el sarcástico nombre que titula este artículo: Centro de Intoxicaciones Sanchistas. La holgada victoria que el conocido instituto público adjudicaba al PSOE en sus encuestas sobre las próximas elecciones de Castilla y León, en la línea de lo que había pronosticado antes de que Isabel Díaz Ayuso arrasase en las últimas autonómicas madrileñas, ha provocado en los opinaderos no colonizados por el Gobierno un pitorreo generalizado. Porque los socialistas no gobiernan en la vieja Castilla y el antiguo reino de León desde 1987, y nada indica que vayan a hacerlo a partir del 13 de febrero.
La cosa aún se puso más cutre cuando el intrigante Pablo Iglesias, actualmente fuera del Gobierno pero convertido en líder de Podemos -y antagonista de su nueva lideresa, elegida por él- tras la alargada sombra de las redes sociales y algunos medios de comunicación, presumió en su canal de Telegram de disponer del sondeo del CIS antes de su publicación oficial. Incluso se permitió algunas bromas sobre la “cocina” de las encuestas y lo “raro” del trabajo del CIS, aun reconociendo los excelentes medios de que dispone.
El problema ya no son las habituales triquiñuelas de Sánchez, ni su obsesión por el manejo del relato, de las que el pobre Tezanos no ejerce más que de senil y abnegado mamporrero. Porque de un tipo que publica fotos colgado del teléfono como si estuviera arreglando la crisis de Ucrania, cuando todos sabemos el ninguneo que sufre en política internacional, cualquier patochada se puede esperar. Lo preocupante es que el CIS es un organismo oficial, dependiente del Ministerio de la Presidencia y financiado con cargo a los Presupuestos Generales del Estado, que dispone de un presupuesto anual -a cargo de todos los españoles- de más de 11 millones de euros, que el Gobierno ha incrementado para 2022.
Ya desde el inicio de la legislatura, Pedro Sánchez e Iván Redondo decidieron dar al CIS un uso alternativo. En vez de dedicar el Centro al desempeño de su función natural, hacer prospecciones sociológicas y de intención de voto de los ciudadanos españoles (lo lleva haciendo desde 1963), decidieron utilizarlo para condicionar las elecciones a través de encuestas precocinadas. Pensando que manipulando los sondeos electorales los españoles recibirían una influencia decisiva para teledirigir su voto. Una intención perversa que podría traspasar los límites del Código penal, aunque ya conocemos la legendaria pereza de la Fiscalía para investigar los trapicheos del PSOE.
Usar un organismo público para favorecer descaradamente intereses particulares, en este caso los de Sánchez y del Partido Socialista Obrero Español, bordea dos importantes delitos. Por un lado, la malversación de caudales públicos, que sanciona con penas de inhabilitación, e incluso prisión, a quienes den una aplicación privada a dineros o bienes públicos (artículos 433 y 434 del Código penal). Por otro, la prevaricación administrativa, que pena con inhabilitación especial a las autoridades o funcionarios que dicten resoluciones de forma arbitraria (artículos 404 a 406 del Código penal).
¿Qué tiene que suceder en España para que se investigue una actuación como ésta, que sonroja a cualquier observador decente y traspasa con descaro la frontera de varias normas penales? Eso es lo que muchos nos preguntamos, y lo que -tristemente- nos diferencia de bastantes democracias de verdad. Y es que la falta de investigación de la comisión de delitos no sólo es grave en sí misma, sino que incita a cometerlos aún más gordos. Maite Rico, ex subdirectora de El País, preguntaba con preocupación a sus actuales lectores en El Mundo si no les aterraba que alguien que manipula sin rubor las encuestas oficiales, que se rodea de bolivarianos y terroristas, y que ha construido su personaje público sobre una sarta de mentiras, intentara manipular también los resultados electorales. Al estilo del corrupto PRI mexicano.
Pero en España nunca pasa nada. Como publicó el domingo anterior uno de los tuiteros más agudos del país, Philmore A. Mellows, “según el CIS de Tezanos, Pedro Sánchez hubiera ganado a Nadal en tres sets”. Este es, amigos, el espectáculo que nos brinda el sanchismo. Seguramente nos lo merecemos.
PUBLICADO ORIGINARIAMENTE EN MALLORCADIARIO.COM EL 9 DE FEBRERO DE 2022.
Por Álvaro Delgado Truyols
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