Álvaro Delgado Truyols (Palma de Mallorca, 1963) se hizo notario por no poder ser futbolista. Y, por ser notario, acabó siendo cuatro veces campeón de Europa de fútbol.
Es un perfecto ejemplo de la mezcla de culturas que integran la vieja España: mallorquín, hijo de lorquino, descendiente de antigua familia palmesana, nieto de almeriense y cartagenera, casado con gallega, con dos hijas coruñesas y una mallorquina, un ahijado sevillano y adoptado por la vieja Castilla en años de trabajo y devoción. Ha vivido en Cartagena, Mahón, Madrid, Ávila, Segovia y Mallorca, pasando muchos veranos en Bendinat, Artá y la Ría de Muros. De mente inquieta, le apasionan la Premier League, el rock clásico, la lectura, el buen arte, la gastronomía, navegar, el campo y la historia de las guerras civiles (desde que visitó Arlington House, la vieja mansión familiar de Robert E. Lee).
Escribe desde hace muchos años en revistas jurídicas y en el blog “¿Hay Derecho?” y, en tiempos más recientes, también en la prensa generalista. Ha sido futbolista impenitente, asesor de un banco, accionista, consejero y portavoz de un club de fútbol, vicedecano de los notarios, patrono de fundaciones jurídicas, colaborador en causas solidarias, profesor, preparador de opositores, comentarista radiofónico deportivo, impulsor de Sociedad Civil Balear, colgador de cuadros, utillero y hasta imputado (con escaso éxito). Alguien le dijo que quien mucho abarca poco aprieta.
Como ven, nunca ha estado de acuerdo…
Por Álvaro Delgado Truyols