La deriva iliberal a la que han llevado al PSOE sus dos últimos dirigentes, Zapatero y Sánchez, está acelerando el proceso natural por el que innumerables personas van mutando -a medida que cumplen años y acumulan experiencia vital- hacia posiciones menos izquierdistas que las sostenidas en su juventud.
Esa evolución ideológica resulta hoy evidente en conocidos personajes de la política española. Exdirigentes socialistas como Felipe González, Alfonso Guerra, José Luis Corcuera, Joaquín Leguina, Nicolás Redondo Terreros y Francisco Vázquez, o incluso Ramón Aguiló en el ámbito balear, han criticado con inusitada dureza la huida de su partido de la centralidad, los grandes consensos y la moderación que contribuyeron decisivamente al éxito de la Transición democrática. E incluso algunos hoy en activo, como Emiliano García-Page, se atreven a desafiar -con medida cautela- la absoluta entrega de Sánchez a los postulados del separatismo y la izquierda radical.
También interesante está resultando la aparatosa caída del burro de destacados intelectuales de izquierdas. Algunos como Félix de Azúa, Andrés Trapiello, Francesc de Carreras, Raúl del Pozo o Félix Ovejero llevan ya tiempo denostando la deriva autoritaria del PSOE y defendiendo postulados más cercanos al liberalismo centrista. Pero dos casos paradigmáticos han marcado en España un claro punto de inflexión en los albores de esta caótica legislatura.
El primero de ellos ha sido el del escritor extremeño -criado en Girona- Javier Cercas, autor de obras de éxito como “Soldados de Salamina” o “Anatomía de un instante”. Cercas escribió el 20 de julio de 2023 -poco antes de las elecciones generales- una columna en “El País” titulada “Por qué voy a votar a Pedro Sánchez”, en la que sostenía que al ser Sánchez el representante de la socialdemocracia en España, y por haber creado la socialdemocracia las sociedades más prósperas, libres e igualitarias del mundo, iba a votar al candidato del PSOE. Esa voluntarista columna convirtió a Cercas en el intelectual de cabecera del sanchismo y en el preferido de su entorno mediático. Pero hete aquí que el escritor se desdijo de todo lo anterior en otra columna publicada en “El País” el pasado 23 de diciembre, bajo el título “Un llamamiento a la rebelión”. En ella, con alusiones veladas a Pedro Sánchez, se lamentaba de la actual clase política cínica, irresponsable y envenenada por el poder que no trabaja para unirnos sino para separarnos, que considera el engaño un instrumento legítimo y pueril la mínima exigencia ética, para acabar diciendo que “los no secesionistas, que ya sobrábamos en Cataluña, también sobramos ahora en España”.
La última caída -más bien lanzamiento- del burro izquierdista ha sido la expulsión como columnista de “El País” de uno de sus viejos fundadores, el filósofo Fernando Savater. Tras las críticas vertidas al diario por su servilismo ante el Gobierno de Sánchez en su libro de memorias “Carne gobernada”, fue despedido fulminantemente por su directora Pepa Bueno. En un artículo explicativo publicado en “The Objective” -su nueva casa periodística- el 4 de febrero, Savater argumentaba -tras explicar que “el único propósito de la actual izquierda es impedir que vuelva a gobernar la derecha” y que “no había cambiado él sino el periódico”– que “se ha puesto una cabecera de prestigio en Europa y América al servicio humillante del más indigno y sectario gobierno de las democracias occidentales”.
La evidente conclusión de todo ello es que muchas personas -salvo los fanáticos o enfermos de sectarismo- acaban cayéndose del burro del izquierdismo radical. Le animo a que, si no lo ha hecho ya, lo haga usted pronto. Funcionarán menos rígidas sus neuronas y nuestro Estado de Derecho se lo agradecerá.
PUBLICADO EN MALLORCADIARIO.COM EL 19 DE FEBRERO DE 2024.
Por Álvaro Delgado Truyols
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